Filosofía Slow
Al igual que William Morris fue el movimiento opuesto a la industrialización, fundando el Arts & Crafts en 1880, reivindicando los oficios medievales en plena época victoriana y potenciando la creatividad y el arte frente a la producción en serie, Slow Food nace cien años después en contraposición a la comida estándar a la producción masiva de alimentos sin identidad cultural, social, basados en la oferta de un producto para una vida rápida, en definitiva corta.
La gente ha renegado de los alimentos que estaban vinculados con las tradiciones ancestrales y ha preferido comidas envasadas o más comunes. Se han asociado valores de juventud y modernidad a este tipo de alimentación, y además, la tendencia engloba una forma de vida, basada en trabajar deprisa, 50 horas a la semana con 30 minutos para comer, con la necesidad de utilizar el coche para ir a comprar el pan a una gasolinera, con estresarse si le queda poca batería al móvil o de cruzar un semáforo en rojo.
Estamos en un modelo de vida que tiende a la destrucción de los valores que durante siglos nos han permitido identificarnos, a una tierra, a una cultura, como si cocinar un plato de lentejas con arroz para tu familia, tocar la guitarra con tus amigos o cultivar unas patatas estuviesen pasados de moda y prefiriésemos utilizar una cadena de restaurantes para celebrar un cumpleaños, bombardearnos los oídos con la elevada música de los bares, o el 24h del Gimnasio (que dicho sea de paso nos obliga a coger el coche para ir).
La Filosofía Slow detiene el tiempo por un momento, ralentiza la forma de vida basada en la velocidad, nos permite disfrutar más y encontrar los momentos especiales que nos dedica este tiempo.
Disfruta comprando en un mercadillo productos frescos y habla con tu frutero, pregúntale de dónde vienen las cerezas o los tomates, aprende a consumir adecuadamente, utiliza una bolsa o un carrito de tela, compra pan y no masa congelada, espera en rojo antes de cruzar y mira hacia el cielo para ver qué día hace, detente lo que haga falta cuando te cruces con un amigo, aprende y cocina, siente los aromas y utiliza las especias, ten un hobby, lee, escribe, colecciona conchas, pasea o utiliza la bicicleta para desplazarte, cultiva un huerto, utiliza tu entorno como medio natural y entiende que las vacaciones no son playa o montaña.
Mi Slow Food, alimentos ecológicos, locales o frescos y sin OGM, mi Slow Cooking, una tabla grande de madera, comenzar por la cebolla en juliana y no utilizar el microondas, mi Slow Work un trabajo sin horarios, on-line, autónomo, orientado a la ecología y el medioambiente, mi Slow Hobby, coleccionar escribanías y escribir con tintero y pluma, leer libros de historia, pasear por mi ciudad y aprenderme cada uno de los rincones, mi Slow Society, construir una asociación que defienda los valores agrarios desde el desarrollo sostenible y la soberanía alimentaria.
La gente ha renegado de los alimentos que estaban vinculados con las tradiciones ancestrales y ha preferido comidas envasadas o más comunes. Se han asociado valores de juventud y modernidad a este tipo de alimentación, y además, la tendencia engloba una forma de vida, basada en trabajar deprisa, 50 horas a la semana con 30 minutos para comer, con la necesidad de utilizar el coche para ir a comprar el pan a una gasolinera, con estresarse si le queda poca batería al móvil o de cruzar un semáforo en rojo.
Estamos en un modelo de vida que tiende a la destrucción de los valores que durante siglos nos han permitido identificarnos, a una tierra, a una cultura, como si cocinar un plato de lentejas con arroz para tu familia, tocar la guitarra con tus amigos o cultivar unas patatas estuviesen pasados de moda y prefiriésemos utilizar una cadena de restaurantes para celebrar un cumpleaños, bombardearnos los oídos con la elevada música de los bares, o el 24h del Gimnasio (que dicho sea de paso nos obliga a coger el coche para ir).
La Filosofía Slow detiene el tiempo por un momento, ralentiza la forma de vida basada en la velocidad, nos permite disfrutar más y encontrar los momentos especiales que nos dedica este tiempo.
Disfruta comprando en un mercadillo productos frescos y habla con tu frutero, pregúntale de dónde vienen las cerezas o los tomates, aprende a consumir adecuadamente, utiliza una bolsa o un carrito de tela, compra pan y no masa congelada, espera en rojo antes de cruzar y mira hacia el cielo para ver qué día hace, detente lo que haga falta cuando te cruces con un amigo, aprende y cocina, siente los aromas y utiliza las especias, ten un hobby, lee, escribe, colecciona conchas, pasea o utiliza la bicicleta para desplazarte, cultiva un huerto, utiliza tu entorno como medio natural y entiende que las vacaciones no son playa o montaña.
Mi Slow Food, alimentos ecológicos, locales o frescos y sin OGM, mi Slow Cooking, una tabla grande de madera, comenzar por la cebolla en juliana y no utilizar el microondas, mi Slow Work un trabajo sin horarios, on-line, autónomo, orientado a la ecología y el medioambiente, mi Slow Hobby, coleccionar escribanías y escribir con tintero y pluma, leer libros de historia, pasear por mi ciudad y aprenderme cada uno de los rincones, mi Slow Society, construir una asociación que defienda los valores agrarios desde el desarrollo sostenible y la soberanía alimentaria.
Jorge Mariscal
Coordinador de CERAI – Aragón
Directivo de Slow Food ‘Ínsula Barataria’ de Zaragoza
Coordinador de CERAI – Aragón
Directivo de Slow Food ‘Ínsula Barataria’ de Zaragoza
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