24 de febrero de 2008

Por Zaragoza pasó Nicolás Olea

Queríamos oir la voz de Nicolás Olea porque es uno de los mayores expertos españoles en salud medioambiental. Una rama de las ciencias de la salud que aun es joven y que trata, dentro del complejo mundo de la salud pública, establecer las relaciones entre salud, enfermedad y complejos químicos de síntesis que tan alegremente utilizamos hoy en día. Y mucho más en el campo de la agricultura. Una agricultura que en el siglo XX ha movilizado millones de Tm de compuestos químicos de síntesis creyendo que eso no afectaba a la salud humana y medioambiental.

La intervención de Nicolás atrajo a decenas de personas vendidas de Zaragoza y alrededores. Gentes que comienzan el curso de monitores de horticultura ecológica, fundamentalmente jóvenes que desean producirse sus propios alimentos. Gentes que ya cultivan sus huertos. Periodistas y científicos interesados. Amas de casa y personas del mundo de la cocina. Y algunos médicos interesados en oir a este especialista de una palabra dificil de definir "Disruptores endocrinos". Alfgo que suena a cortocircuito vital producido por lo que Nicolás Olea llamaba el desconocido cóctel de sustancias químicas.

Por su boca y su discruso, que viene avalado por cerca de 23 publicaciones científicas contrastadas, pasaron desde el mal llamado papel reciclado, el policarbonato de las gafas, el gore-tex ... y muchos compuestos que tienen en determinados casos consecuencias negativas para la salud humana. El autor de la famosa denuncia del endosulfan, que se emplea masivamente en la atmósfera cerrada de los invernaderos de Almería, fue tajante en denunciar las injustas y nada saludables condiciones de trabajo de ese ejército, normalmente inmigrantes, que trabaja en lo que se ha dado en llamar el mar de plástico de Alemería. Un mar que tiene mucho más que ver con una factoría de producción de mercancías, que de productos de la huerta. Algo que tiene que ver más con cherrys de tamaño unforme que esos 18.000 tomates que la biodiversidad ha generado en el planeta.

Para conseguir esos objetivos cuasifabriles, los trabajadores agrícolas ni están bien pagados, ni están a salvo de adquirir enfermedades por la negativa atmósfera de combinados de diferentes productos químicos (insecticidas, herbicidas, nutrientes, hormonas, fitoreguladores) que se emplea en este modelo de producción. Unos productos que con sus anillos bencénicos, en un caso, o de la tabla del Fluor y del Cloro nos hacen recordar el aun empleado, aunque prohibido DDT, que hasta hace poco se fabricaba en España. O del lindano que contaminó en masa el río Gállego.

Nicolás Olea fue tajante: Para que queremos ese modelo de agricultura sobrevenida e introducir factores de riesgo en la salud humana y el medio ambiente, si no los necesitamos? Nosotros le respondemos. Los ciudadanos para nada. Los poderes económicos para competir y tratar de resolver los problemas a corto plazo que tienen sus vendedores. Creemos que la alternativa de Ecoalmunia.net, en favor de una horticultura ecológica y biodiversa que retribuya justamente al productor y nos mejore nuestra gastronomía es la que Nicolás Olea nos llamó a seguir. Lo demás es un viaje al impredecible riesgo de una matriz de componentes químicos cuyo riesgo es muy dificil de evaluar. Para los trabajadores de la horticultura intensiva ha sido ya, en algunos casos, verdaderamente nefasto.

Jorge Hernández

1 comentario:

celebrador dijo...

Conoces (y conozco) casos concretos de agricultores a los que la química los llevó a un mal estado físico y tuvieron que cambiar

En casa sucede al revés, uno de nosotros se supersensible a cualquier falta de calidad en una lechuga (por ejemplo) a punto de devolverla

Yo le digo que hace de indicador, otros parecen tolerarlo mejor (sin síntomas) y luego viene de golpe y porrazo el afamado tío Paco con sus rebajas

¿No?